Álvaro Serrano

La Red Social

28/02/2011

Cuando pensamos en redes sociales, lo primero que se nos viene a la cabeza es, naturalmente, facebook. La Red Social, la reciente película protagonizada por Jesse Eisenberg, desde luego ha contribuído a aumentar su popularidad, pero no nos engañemos. La realidad es que facebook se ha convertido en un auténtico fenómeno cultural, en un proceso que es fruto de años de planificación, evolución, y sobre todo, una ejecución brillante. Sin embargo, cabe preguntarse si las redes sociales tan de moda hoy en día son realmente útiles, y si contribuyen a hacer nuestra vida diaria más sencilla e interesante, o por el contrario son más un dolor de cabeza y una fuente de preocupaciones.

En mi opinión, el papel de estas nuevas herramientas de comunicación podría compararse a un arma de doble filo. Sus ventajas son tan sólo comparables a sus inconvenientes; y su comodidad se contrarresta con el riesgo que suponen para nuestra privacidad. Para ilustrar esto me remitiré como ejemplo a las dos redes sociales más populares en la actualidad: Twitter y facebook, de las que soy usuario activo.

facebook-vs-twitter

Por un lado, es innegable que las redes sociales tienen un aspecto muy positivo: ayudan a establecer comunicación y a permanecer en contacto con la gente sin apenas esfuerzo. Hoy en día, resulta relativamente sencillo localizar y retomar el contacto con un viejo amigo, compañero de estudios, etc. Además, contribuyen enormemente a reforzar en nuestro subconsciente el concepto de sociedad global. En una red social típica están interactuando continuamente personas de todas partes del mundo. Esta interacción, además, se produce de un modo totalmente transparente, eliminando virtualmente la dimensión física, de modo que cualquiera puede participar independientemente de su posición en el globo.

Gracias a redes como facebook podemos poner a prueba la teoría de los 6 grados de separación (que defiende que dos personas cualesquiera del planeta están conectadas entre sí a través de sus relaciones personales, siempre en menos de 6 pasos) [1]. En efecto, resulta sorprendente descubrir lazos entre personas aparentemente extrañas, pero que guardan más cosas en común de lo que ambos saben.

También son generadores de conocimiento imponentes. En los tres primeros meses de 2010, por ejemplo, Twitter registró más de cuatro mil millones (4.000.000.000) de “tweets” [2]. Semejante volumen de información sirve para mover el conocimiento a través de Internet a un ritmo vertiginoso. Continuamente se publican enlaces a artículos, publicaciones, descubrimientos, etc. Twitter, en su encarnación más genuina, es un ejemplo clarísimo de la expansión de la información a través de la red global. Prueba de ello es la reciente decisión de la Library Of Congress de los Estados Unidos de archivar el historial completo de “tweets” desde que nació Twitter, defendiendo que “representan un registro fiel de un cambio histórico en la forma de comunicarnos”, y que constituirán “un recurso fantástico” para los investigadores [3, 4].

No se puede negar que además proporcionan una importante oportunidad de hacer negocio. Existen numerosos ejemplos de personas y compañías que han sabido emplear las redes sociales para obtener un considerable beneficio económico. Un caso notable lo encontramos en Matthew Inman, más conocido actualmente como The Oatmeal. Inman es un diseñador web y programador de 27 años, que ha sabido emplear sus habilidades artísticas y de diseño web junto a su amplio conocimiento del funcionamiento las redes sociales para generar campañas de marketing viral con gran éxito. En sus inicios, creó una web de contactos llamada Mingle2. Gracias a estas campañas de marketing, Inman logró atraer varios millones de visitantes nuevos cada mes, y su popularidad le permitió venderla al poco tiempo a uno de sus competidores. Posteriormente, Inman decidió explotar sus habilidades en solitario y creó The Oatmeal, una web de humor en la que el contenido principal es muy similar a las campañas que solía emplear para atraer tráfico hacia otras páginas, con la diferencia de que en The Oatmeal no se trata de reclamos publicitarios, sino que el contenido es lo que cuenta. En sus propias palabras: “Lo que yo quería era dibujar y crear contenido que tuviera valor en si mismo, y gracias a The Oatmeal eso es una realidad” [5, 6].

Las redes sociales presentan todas estas y muchas otras ventajas que las hacen únicas, y que explican el boom que ha experimentado su popularidad en los últimos años (Twitter ya tiene más de 100 millones de usuarios, y facebook más de 400 millones [7]). Sin embargo, frente a todas estas ventajas, las redes sociales presentan también una serie de inconvenientes que no deben ser pasados por alto. Entre ellos, la dependencia que pueden generar en sus usuarios (adicción en algunos casos), la sustitución progresiva de la interacción personal hacia el medio digital (los jóvenes en España utilizan cada vez más tuenti y facebook para quedar y ligar, en vez del contacto real y directo cara a cara), y el incremento del aislamiento que puede darse en individuos naturalmente introvertidos (personas con más de 200 amigos en facebook, que sin embargo no conocen en persona a ninguno de ellos), etc.

De todos ellos, probablemente el más evidente y preocupante es la pérdida de privacidad. Facebook está sufriendo continuamente para definir una política de privacidad que proteja adecuadamente a sus usuarios. A medida que una red social crece y maneja contenidos de naturaleza más diversa, las dificultades en cuanto a la gestión adecuada de esos contenidos se multiplica.

A esta dificultad inevitable hay que añadir el hecho de la mala gestión por parte de los propios usuarios. Aunque la red social no sea directamente responsable en estos casos, el daño final al usuario es el mismo. A través de facebook se han arruinado noviazgos, matrimonios, perdido empleos, etc.

Además, la falta de claridad de facebook en cuanto a su política de privacidad, con mensajes ambiguos y paneles de control excesivamente complejos no hace sino confundir a los usuarios que desean mantener su información privada bajo control [8]. Una causa de enfado reciente vino provocada por la decisión de facebook de compartir arbitrariamente los datos de inicio de sesión de los usuarios sin consultarles previamente mediante el programa “facebook Connect” [9]. La pretensión es que al navegar por ciertos sitios adheridos a facebook, éstos puedan personalizar el contenido que se muestra en función de la información de facebook del usuario. El problema es que el anonimato del usuario en la red queda completamente anulado. Cada usuario debería controlar exclusivamente en qué sitios web decide identificarse (para eso están los cuadros de inicio de sesión). Facebook, al querer asumir este control, se ha extralimitado. Gracias pero no, gracias [10].

En mi opinión, existe una diferencia fundamental en cuanto a la constitución y objetivos de varias redes sociales. Es lo que yo llamo una red social orientada a la generación de contenido, como es Twitter, donde lo importante es lo que se dice, más que quién lo dice; frente a una red social orientada a los usuarios, como es facebook, donde el objetivo es estar al corriente de la vida de una determinada persona. Obviamente esta es una visión subjetiva, únicamente basada en el uso real que se hace de estas redes, no en su planteamiento inicial. Estoy seguro de que los creadores de facebook no deseaban inventar la portera digital, pero desgraciadamente es lo que han conseguido.

Desde mi punto de vista, las redes sociales orientadas a contenidos como Twitter son una herramienta muy valiosa. Y la gran ventaja de Twitter radica precisamente en los servicios que NO ofrece a sus usuarios. En Twitter, la premisa es clara: dispones de 140 caracteres para crear/compartir lo que quieras. Además, el mecanismo de seguimiento está diseñado para eliminar el ruido: un usuario sólo recibe información de aquellos a quienes sigue. Y esta relación no tiene porqué ser recíproca, a diferencia de facebook. Así, si yo soy una persona poco curiosa, como es mi caso, Twitter me permite tener al corriente de mi vida a las personas que lo deseen (sólo tienen que seguirme), al mismo tiempo que limito el flujo de información que entra hacia mí (decidiendo seguir a un grupo reducido de personas). Twitter cumple brillantemente la función para la que fue creado, y deriva servicios adicionales (como la subida de imágenes) a páginas externas, de modo que puede mantener su actividad bajo control.

Sin embargo, en el caso de facebook, la situación es la inversa. La mayor parte del tiempo me encuentro intentando localizar algo de contenido realmente interesante, para lo que inevitablemente tengo que sortear varios minutos de información que no me interesa en absoluto. Facebook, al intentar convertirse en una red social multiusos y hacerlo todo (subir fotos cuando para eso ya está Flickr, cargar vídeos cuando ya tenemos YouTube, enviar mensajes cuando todo el mundo tiene correo electrónico, y muchos otros ejemplos…), ha conseguido el efecto contrario al que deseaba: hace de todo, pero no hace nada bien. Es la navaja suiza de las redes sociales: tienes un cuchillo, una lupa y hasta una tijera, pero nadie se cortaría un filete con ella pudiendo usar un cuchillo de verdad.

Ciertamente el reunir todos los servicios dentro de la misma página puede resultar cómodo para algunas personas, pero no es mi caso. Yo soy partidario de las aplicaciones que cumplen una sola función, pero que la cumplen excepcionalmente bien. Facebook no ha sabido implementar todas las cosas que quería, y el resultado final es una plataforma monstruosamente enorme, que está cada vez más fuera de control. El añadir prestaciones nuevas no hace sino empeorar la situación. Si no se producen cambios desde la base, no me veo utilizando facebook de modo regular a corto plazo.

Por último, me gustaría destacar dos iniciativas online que tratan de ayudarnos a mantener bajo control el uso que hacemos de las redes sociales. La primera de ellas es Social Network Purging Day [11], que nos invita a repasar nuestras listas de contactos y a eliminar aquellos que realmente no aportan nada a nuestra experiencia social en la red, tratando de disminuir el “ruido”. Es un evento anual simultáneo planteado como una excusa colectiva para limpiar nuestras redes sociales. El primer Purging Day fue el domingo 20 de marzo de 2010, y yo participé encantado.

La otra es un blog, que defiende el minimalismo en las redes sociales. Similar al Purging Day, trata de aumentar la relación señal a ruido que vivimos en la red mediante la eliminación de las interacciones que no nos aportan nada. Se trata de Practical Opacity [12], a cargo de Patrick Rhone, un escritor amante del minimalismo y del mundo online. Su lema es “get lost without ever leaving”, y resume a la perfección el propósito del blog.

En conclusión, creo que las redes sociales son un instrumento tremendamente interesante, sin ninguna duda una revolución social comparable al nacimiento de la propia Internet. Creo firmemente que son herramientas capaces de aportar mucho valor a nuestras vidas si se usan adecuadamente. Para una persona como yo, interesada en la era digital, son tiempos apasionantes, y las posibilidades son prácticamente ilimitadas. Sólo espero que no olvidemos que las redes sociales están para nuestro servicio, y no al revés.

¿Os imagináis si todo el mundo decidiera recordar que es mejor pasar un rato agradable en buena compañía sin la necesidad de mirar el móvil cada diez minutos para comprobar el muro o ver si hay nuevos tweets?

Eso sí que sería una revolución.


Enlaces relacionados:

  1. Schwab, B.M., Six degrees of separation: weaving connections on the World Wide Web. Pa Dent J (Harrisb), 2009. 76(5): p. 53-4.
  2. Wikipedia. Twitter. Wikipedia 2010. cited 2010 17-06-2010; Available from: http://en.wikipedia.org/wiki/Twitter.
  3. Ars Technica, C. Library of Congress: We’re archiving every tweet ever made. Law & Disorder 2010. cited 2010; Available from: http://arstechnica.com/tech-policy/news/2010/04/library-of-congress-were-archiving-every-tweet-ever-made.ars.
  4. Ars Technica, C. Why the Library of Congress cares about archiving our tweets. Law & Disorder 2010. cited 2010; Available from: http://arstechnica.com/tech-policy/news/2010/04/why-is-the-us-govt-archiving-your-tweets-we-ask-them.ars.
  5. Inman, M. Matthew Inman’s Portfolio. Matthew Inman 2010. cited 2010 17-06-2010; Available from: http://0at.org/.
  6. Inman, M. The Oatmeal. The Oatmeal 2010. cited 2010 07-06-2010; Available from: http://theoatmeal.com/.
  7. Wikipedia. Facebook. 2010. cited 2010; Available from: http://en.wikipedia.org/wiki/Facebook.
  8. Ars Technica, C. FTC complaint says Facebook’s privacy changes are deceptive. Law & Disorder 2010. cited 2010; Available from: http://arstechnica.com/tech-policy/news/2009/12/ftc-complaint-says-facebooks-privacy-changes-are-deceptive.ars.
  9. Ars Technica, C. Report: Facebook caught sharing secret data with advertisers. Law & Disorder 2010. cited 2010; Available from: http://arstechnica.com/tech-policy/news/2010/05/latest-facebook-blunder-secret-data-sharing-with-advertisers.ars.
  10. Ars Technica, C. Understanding the latest Facebook privacy train wreck. Law & Disorder 2010. cited 2010; Available from: http://arstechnica.com/web/news/2010/05/understanding-the-latest-facebook-privacy-train-wreck.ars.
  11. Skoda, C. Social Network Purging Day. 2010; Available from: http://purgingday.com/.
  12. Rhone, P. Practical Opacity. 2010; Available from: http://practicalopacity.com/.

El Teatro de los Sueños

27/12/2010

Uno de los primeros recuerdos de mi vida tiene lugar en un cine. Se trataba del viejo Teatro Alkázar, en mi ciudad natal de Plasencia. Yo no tengo más de tres o cuatro años, y como suele suceder con la memoria a esa temprana edad, la escena no tiene una estructura coherente; no sabría decir qué película se proyecta, ni quién me acompaña en la sala. Sin embargo, algunos detalles aislados los recuerdo mejor que años enteros vividos mucho después: el olor de las palomitas recién hechas pero un punto demasiado saladas, el camino entre la puerta de la sala y las butacas, el crepitar del asiento al extenderse… pequeños detalles que tengo grabados a fuego en mi memoria.

Teatro Alkazar

Entre las ventajas de crecer en una ciudad pequeña está el hecho de que los niños pueden vivir tranquilos, lejos del ruido, los peligros y las complicaciones de la gran ciudad. En mi caso, eso se traducía en largas tardes de cine desde muy pequeño. Con frecuencia, mis padres me dejaban en compañía de mi hermano o de algún amigo en la puerta del cine. Una vez dentro, el mundo exterior desaparecía durante un par de horas, y lo único que quedaba era la magia pura del séptimo arte. Algunas veces, incluso me quedaba sólo viendo una película que seguramente ya había visto antes dos o tres veces. Para mis padres, la tranquilidad de saber que Juan (el encargado del cine) nos tenía controlados, les daba la oportunidad de ocuparse de sus cosas mientras yo dejaba volar mi imaginación.

Supongo que en cierto modo es normal, pero desde entonces no puedo evitar asociar la historia de mi vida a las películas que me acompañaron en su momento. Mis recuerdos están inevitablemente entretejidos con historias de fantasía primero, aventura y comedia después, y finalmente suspense, drama, romance, ciencia-ficción… Es inevitable, nuestros gustos cambian a medida que la vida va dejando su huella en nosotros. Sin embargo, la sensación inconfundible de entrar en una sala de cine se mantiene aún intacta, invariable, cada vez que cruzo la puerta de un cine y recorro con un punto de anticipación el camino hasta mi butaca.

Cuando yo nací, en julio de 1983, operaban en Plasencia dos cines: el Coliseum y el Teatro Alkázar. Del primero no guardo más que un vago recuerdo, pues cerró sus puertas demasiado pronto para mí, en el año 1987. Con el Teatro Alkázar, sin embargo, disfruté una relación más íntima. Solía ser, como su nombre indica, un teatro a la antigua usanza, con las arañas de cristal colgando del techo y las interminables filas de butacas de terciopelo rojo, hasta que el negocio más lucrativo del cine hizo que su propietario decidiera reconvertirlo en sala de proyecciones en la década de los 50. Las instalaciones disponían de dos salas: la sala principal y el Mini Cine, una diminuta sala de proyección localizada en la primera planta en la que se mostraban los títulos de menor popularidad, apenas había diez filas de butacas y sólo se veía en condiciones desde las cinco primeras.

Era un mundo distinto al de hoy, en el que nos hemos acostumbrado a las tres dimensiones, las 25 salas, el sonido digital envolvente y los 9 euros por entrada. Un mundo en el que una ciudad de 45.000 habitantes tenía que apañárselas con tan sólo dos salas de cine, que debían alternar su programación para poder abarcar el máximo número de películas, reservando los estrenos para el fin de semana y rotando la cartelera diariamente. Recuerdo que con frecuencia debíamos esperar semanas, incluso meses, para poder ver los últimos estrenos. Y cuando por fin llegaban, disponíamos tan sólo de unos pocos días para verlos, antes de que desaparecieran para siempre de la cartelera. Hoy en día no existe esa cultura cinematográfica, y cualquier cosa que se aleje de la gratificación instantánea que Internet hace posible nos parece una atrocidad.

A pesar de las comodidades actuales, y de la impresionante mejora tecnológica que se ha producido desde entonces, recuerdo esas tardes de colas y palomitas con gran nostalgia. Creo que forjaron mi carácter más allá de lo que yo mismo puedo comprender. Gracias a ellas hoy amo el cine, me emociono y disfruto como un niño pequeño cada vez que la luz se apaga en la sala. Yo crecí en un mundo en el que no era sencillo disfrutar de mi pasión, y eso hizo que la recompensa alcanzada fuera mucho mayor. Bajo el techo del Teatro Alkázar acompañé a Indiana Jones, reí con Marty McFly, tuve miedo cuando los velocirraptores escaparon del Parque Jurásico, me quedé embobado con Aladdin y lloré cuando Mufasa murió. Recuerdo como si fuera ayer a mi padre llorando de risa con Solo en Casa, y esa es la única vez que le recuerdo dentro de un cine. Horas y horas de aventuras y emociones que hicieron de mí la persona que hoy soy. Cientos de miles de fotogramas, cada uno de ellos impregnado en mi subconsciente, y en mis sueños.

Con los años, el Teatro Alkázar cerró sus puertas para abrir camino a lo que la mayoría llamaría tiempos mejores. La última película se proyectó en 1995, momento en el que el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento y quedó sin utilizar debido a la necesidad de una importante reforma. El 30 de mayo de 1997 se inauguraron en otro local los Multicines Alkázar, un prodigio tecnológico de 6 salas primero, que pronto fueron ampliadas a 8, y que hizo de Plasencia una ciudad a la altura de la época, en la que ya nunca más habría que esperar por los últimos estrenos, ni apresurarse para ocupar las primeras filas de la sala donde, como dicen en Soñadores, las imágenes te alcanzan antes que al resto.

Para el adolescente que yo era entonces, el cambio significó una cosa muy clara: más películas, mejor sonido, más calidad. La primera película que vi allí fue El Quinto Elemento el día que lo inauguraron, y quizá por eso recuerdo esa película como una de mis favoritas. Es una suerte que a esa edad nos resulte tan sencillo aceptar el cambio y la innovación. Desde entonces, he seguido yendo al cine con tanta frecuencia como me ha sido posible, y a menudo lo hago sin tan siquiera mirar la cartelera, con la seguridad de que entre al menos ocho películas siempre seré capaz de encontrar algo en lo que invertir las próximas dos horas de mi tiempo. En realidad, pienso, lo único que necesito es una excusa para entrar de nuevo en ese sitio donde todo es posible.

Yo amo el cine, y aunque he estado en muchos en mi vida, el mérito se lo atribuyo al Teatro Alkázar. A su viejo proyector y sus incómodas butacas en las que, tarde tras tarde, un niño dejaba volar su imaginación. En 1999, el viejo Teatro abrió sus puertas nuevamente, remodelado y acondicionado como teatro una vez más. Paradójicamente, no he ido nunca a una función allí. En mi memoria, el Teatro Alkázar será siempre un cine, mi cine, y me sentiría muy extraño allí dentro, teniendo que compartir el escenario con unos intrusos. Sería como si de repente Superman necesitara un cable para volar.

Álvaro Serrano, por David Lanham

21/11/2010

Desde hoy, la cabecera de la Web ha cambiado a algo un poco más original. Se trata de un retrato mío, de la mano del genial David Lanham.

David es un artista increíble, que trabaja diseñando iconos y otros elementos gráficos en The Iconfactory. Allá por junio, con la llegada del iPhone 4, tuvo la genial idea de hacer retratos a algunos conocidos y amigos a través de FaceTime, el sistema de videoconferencia de Apple. Su sorpresa llegó cuando, al publicar los primeros retratos en Twitter, vio como le llovía un mar de peticiones de sus followers, servidor incluído.

Por fin, y tras algunos meses de espera, hace poco tuve la oportunidad de charlar con él por FaceTime, mientras garabateaba en un bloc el primer boceto, con lápiz y papel de toda la vida. Ésa sería la primera etapa; después vendría el trabajo de digitalización, color y ajustes, en los que David es capaz de hacer brillar todo su talento. Además, fue capaz de aguantar mis manías durante todo el proceso con el mejor de los humores, que no es fácil :P

El resultado, pues aquí lo tenéis. Yo estoy encantado como un niño con un juguete nuevo. Ha sido una experiencia increíble y la confirmación definitiva de que, además de un gran artista, David es un tío majísimo.

Si os animáis a conocerle mejor, no dudéis en visitar su página web. No os arrepentiréis.

¡Gracias, David!

Álvaro Serrano, por David Lanham

Hoy es “International Suit Up Day” →

13/10/2010 |

Un poco tarde, lo sé, pero espero que tengáis el traje a mano :P

De la web: “Podéis participar en el primer International Suit Up Day haciendo cualquiera de las siguientes cosas:

  • Ir en traje a la universidad

  • Ir en traje al trabajo

  • Ir en traje al hospital

  • Ir en traje a la escuela

  • Ir de fiesta en traje

  • Comprar un traje

  • Ir de traje a beber

  • Ver Cómo Conocí a Vuestra Madre (en un traje, obviamente)

  • Hacer el amor en un traje.”

¡Si participáis, no olvidéis contribuir con fotos en la web! :P

¡Gracias a Ren por el aviso!

Conquistando New York con el nuevo nano

21/09/2010

Hoy he probado una de las prestaciones que más me llamaba la atención del nuevo iPod nano. Desde la quinta generación, el nano lleva incorporado un podómetro que cuenta el número de pasos que se dan, y si introducimos nuestro peso realizará una estimación del consumo calórico realizado.

El nuevo iPod nano

Además, el iPod nano es compatible con Nike+, lo que significa que podemos subir los datos registrados por el podómetro y ver nuestros progresos en la web de Nike+ Active.

NOTA: esta web NO ES LA MISMA que Nike+ Run, que se ha usado desde siempre para registrar las carreras con el Nike+ Sports Kit. Si sólo utilizamos el podómetro (sin el sensor y sin el receptor), nuestros datos se guardarán en Nike+ Active. Si empleamos el Nike+ Sports Kit, nuestros datos se guardarán en la web de Nike+ Run.

El caso es que tras la carrera de esta mañana me ha dado por brujulear un poco por la web de Nike+ Active, y las opciones disponibles son curiosas,  aunque el rendimiento es francamente malo (no me imagino como habrán optimizado la web, pero con Firefox 3 y Safari 5 en el Mac es un suplicio, incluso algunas áreas directamente no funcionan). Aun así, la experiencia es interesante.

Básicamente, las calorías que quememos nos aportarán Nike+ Fuel, una especie de combustible que podremos gastar en una serie de carreras virtuales sobre los mapas de las principales capitales del mundo. A medida que avancemos por la ciudad, nos iremos encontrando retos que consumirán una cantidad adicional de Nike+ Fuel, y según completemos el recorrido por una ciudad, nuevas ciudades se desbloquearán para que podamos continuar.

Retos en el mapa

Además, como ya era costumbre en la web anterior, se muestra la actividad de otros usuarios en tiempo real, para motivarnos a seguir adelante. La verdad es que la idea es buena, y la interfaz es genial. Si tan sólo funcionara bien sería una auténtica joya. Esperemos que con el tiempo optimicen el rendimiento y se pueda disfrutar del contenido adecuadamente.

Ah sí, al superar un reto nos regalan una postalita muy chula para fardar delante de nuestros amigos. Mola.

Reto superado

Así que ya sabéis, ponéos las zapatillas, encended vuestro nano y, ¡a conquistar ciudades!

El primer Apple Store de Madrid* es una realidad

18/09/2010

Siempre es especial presenciar la apertura de un Apple Store por primera vez. Las colas de gente, el entusiasmo de los aficionados, pero sobre todo el buen ambiente que se respira. Para mi gusto la apertura del Apple Store Madrid Xanadú no tuvo nada de extraordinario, si bien está claro que en parte fue debido a las circunstancias: un centro comercial en las afueras de Madrid no es un lugar que facilite precisamente los desplazamientos.

Aún así, la apertura fue todo un éxito. Esperemos que la experiencia resulte positiva para los clientes, y también para la propia Apple, a ver si así se animan a seguir abriendo más tiendas en nuestro país. De momento ya hay confirmadas diez tiendas en todo el territorio nacional para finales de 2012. Quién sabe , tal vez la segunda Apple Store en Madrid esté más cerca de lo que muchos pensamos.

Por mi parte, el día estuvo bien aprovechado. Salí de allí con el nuevo iPod nano de 16 GB (en grafito, precioso), y además me pude hacer con una camiseta conmemorativa del evento gracias a mi novia, que hizo valer su condición de lesionada en muletas para sortear la enorme fila de gente y hacerse un hueco en el interior. ^_^

(*) Si por Madrid entendemos Casa Cristo, claro. A 22 km del centro no puede decirse que la localización sea óptima. Madrid necesita un Apple Store en pleno centro. En la misma Gran Vía, por ejemplo.

Próximamente…

09/09/2010

Sólo un pequeño avance de lo que se avecina. La próxima semana os cuento más.

Apple Logo

Mapa Apple Store

Va a ser un gran sábado.

Bienvenidos

01/09/2010

¡Hola!

Bienvenidos a la página web de Álvaro Serrano.

Pasad y poneos cómodos.