Aun hay gente que disfruta no solo con la utilidad directa de los objetos, sino con la estética, la calidad y la historia real o inventada de esos objetos. Gente que puede gastarse un dinero en una bici nueva sencillita para dar paseos sin pretensiones pero que preferiría recuperar una bici encontrada en el pueblo y que perteneció al abuelo o una bici italiana de los años ochenta que a saber por dónde habrá corrido. Y posiblemente se gasten el mismo dinero o incluso menos en esa bici recuperada, con esa historia y esa estética que les permitirá estar seguros de que circulan en una bici absolutamente única.
Precioso artículo, y lleno de información útil. Muy recomendable.